Narra Lucía
Me despierto gracias al barullo de la gente y veo que estoy sola en la tienda. Me levanto y salgo para buscar a Paula y veo que sólo estamos los dos grupos que estaban más dos chicas que se han unido a la cola. Busco a Paula, María y Lili pero no están ninguna de las tres. Sacó el móvil y abro WhatsApp, cuando subo la mirada veo de refilón a Paula entre el grupo de las de delante y suspiro. Guardo el móvil y me acerco a ella.
-Creí que os habíais ido sin mí. -Se ríe.
-Estaba hablando con Sofía, no sabes la que han liado para llegar...
-¿Dónde están María y Lili? -Pregunto mirando a mi alrededor otra vez.
-Han ido a comprar el desayuno, ahora vuelven..
Paula vuelve a hablar con la chica y yo me vuelvo a la tienda de campaña. Pasa un ratito y llegan María y Lili con los desayunos. María se acerca a mí y me da el mío. Lili llega con Paula y se sientan.
-Estoy más que nerviosa... -Empieza Lili después de morder su shándwich.
-¡Y yo! -Dice Paula.
-Es que pensar que vamos a estar a varios centímetros de él.. Uf... ¡Me da algo! -Grita llamando la atención de casi todos.
-¡Lili! -Llama María la atención de Lili.
-Perdón, perdón...
-¿Habéis traído bebidas? -Pregunto.
-Sí, toma... -María rebusca en una pequeña bolsa y saca varios batidos.- ¿Fresa, vainilla o chocolate?
-Fresa. -Alarga la mano y me lo da mientras guarda los otros.
-Pues yo quiero el de chocolate, que la vainilla no me gusta. -Advierte Lili.
-También hay un zumo de manzana...
-Ese es mío. -Paula lo coge casi corriendo.
Las horas se hacen eternas después de terminar de desayunar, Paula sigue haciendo amistades con el grupo mientras que María riñe a Lili cada vez que esta grita o se emociona demasiado.
Menudo día me espera...
Narra Pablo
Estoy camino a Barcelona, sentado en el coche mientras que miro la pantalla de mi móvil. Estoy muy, demasiado, nervioso... No sé si es por dar el concierto allí, o por cierta persona que no ha salido de mi cabeza desde el otro día...
Tengo que hacer algo para verla, sea lo que sea... Espero que Rubén me deje hacer esa pequeña locura.. Tampoco creo que pase nada, ¿no? Suspiro. Noto una gota de sudor correr por mi frente y, con la manga de mi jersey, la limpio. Abro la ventana del coche para que corra el aire, miro una y otra vez el móvil, la hora. Los minutos pasan rápidos. Vuelvo a mirar por la ventana y vuelvo a suspirar.
-Oye, ¿estás bien? Te veo mala cara. -Me dice Rafa mirándome por el espejo retrovisor pero sin apartar la vista de la carretera.
-Sí, un poco nerviosillo, pero nada malo. ¿Cuanto queda para llegar? -Cruzo mirada con él a través del espejito.
-Poco más de una hora. Está aquí al lado ya.
Asiento y miro de nuevo por la ventana. No entiendo por qué estoy tan nervioso... Esa sensación en el pecho... Uf. Me mata.
Llegamos al hotel de Barna y voy a recepción acompañado de Rafa. Él pregunta por mi habitación mientras que yo observo todo el hotel. Es precioso..
Unos minutos después subimos hasta mi habitación y me instalo.
-Si necesitas algo, estoy aquí al lado. Los chicos llegarán en cualquier momento, ¿te aviso cuando lleguen?
-Sí, por favor. Gracias.
Suelto las cosas en el suelo y me acerco a la gran ventana, justo a la derecha de la cama. Abro las cortinas y veo las súper vistas que hay. Sacó mi móvil y echo una foto a través del ventanal. La subo a Twitter.
Pablo Alborán @pabloalboran
¡Ya en Barna! Llegar y ver esto es impresionante. ¿Estáis listos para esta noche? ¡Yo no aguanto más! Besazo familia
Lo envío junto a la foto y me meto en mi conecta. Leo algunos tweets y veo uno que me llama la atención.
Liliana Montoya @LiliMon
¡Que vistas Pablo! Daría lo que fuera por verlas en persona... Nosotras te estamos esperando aquí, ¡cada vez vienen más! Te queremos
Abro la foto y veo a cuatro chicas delante de la cámara más el resto de la cola, inmensa cola.. Me fijo bien en las chicas y la veo. Es ella. Otra vez.
Después de un rato mirándola, decido responderla.
Pablo Alborán @pabloalboran
@LiliMon es impresionante la cola... ¡Me dejáis sin palabras! Deseando disfrutar esta noche junto a vosotros.
Apago el móvil, aún es temprano y los chicos todavía no han llegado. Me tumbo en la cama y miro al techo.. Cada vez estoy más seguro de que esta familia es la mejor.
Narra Lucía
Lili se vuelve loca y empieza a correr de un lado para otro.
-¡Me muero, me muero! -Grita sin parar, una y otra, y otra vez.
-Lili... -Dice María suspirando.
-¿Qué le ha entrado? -Pregunto. Nos miramos las tres y caemos en una sola persona.
-Pablo. -Decimos al unísono.
-¿Qué le ha dado a Pablo ahora por retwittear y mencionar a Lili? -Pregunta Paula.- De mí pasa como de la caca.
-Pura suerte. -Suelta María.
-¡Madre mía, madre mía! -Se acerca a nosotras.- Pablo me ha mencionado, ¡me ha respondido! Ay Dios mío de mi vida, ¡Dios Dios Dios! -Sigue gritando.
-Liliana Montoya Rosado, o bajas la voz o no entras al concierto. -Le dice María.- Nos está mirando todo el mundo... -Ahora que me doy cuenta, María está rojísima. Paula y yo nos reímos por lo bajo.
-Es que no me lo creo... Mirad, mirad, dice que desea disfrutar esta noche con nosotros... ¡Ay! -María la empuja no muy fuerte.
-¡Que bajes la voz!
-María la agresiva en acción. -Suelta Paula. Lili, Pau y yo nos reímos.
-Lo que hay que aguantar... -Suspira y se mete en la tienda de campaña.
Niego con la cabeza y miro cómo Lili habla con Pau.
-Ya casi no queda nada para entrar, tía. Estoy que no puedo más con los nervios..
-Pero si quedan cuatro horas. -Le dice.
-Ay, tía, calla, déjame ilusionarme. -Se sienta cerca de la entrada a la tienda.
-En fin... -Paula se acerca a mí.- Sofía dice que nos podemos ir con su grupo.
-Ah, genial entonces. -Asiento.
-Ojalá nos toque en primera fila... Y si encima es justo enfrente de él, perfecto.
Hablamos y hablamos mientras que las horas pasan. Oímos la prueba de sonido, cantamos, seguimos hablando, recogemos las cosas... Hasta que, al fin, los guardias se ponen delante de las vallas para abrir.
Sacamos nuestras entradas y nos preparamos.
Justo a en punto, las siete, abren. Rápidamente entramos poco a poco, damos la entrada, la volvemos a coger y salimos corriendo. Tan rápido que llegamos a primera fila. Lili vuelve a empezar a saltar y a gritar, estamos un poco a la derecha, pero casi enfrente. Paula no se lo cree y María... Bueno, María flipa con estas dos.
Tarda como una media hora, o más, en empezar... Y ahí están los primeros acordes... Paula me coge de la mano y se ríe nerviosa. Seguimos la melodía.
-Como en un cuento infantil... -Empieza.
Las chicas gritan y esta vez María no puede impedir que Lili grite incluso más fuerte que más de mil personas.
Pablo empieza a mirar al público y empieza a mirarnos a nosotras. Primero mira a Lili, que se emociona en seguida. Luego a María, que parece que se ha soltado un poco y, aunque no canta, se mueve al ritmo de la música. A Paula, que canta hasta quedarse sin voz y por último a mí, que canto en tono bajito y bailo al compás de la música.
Cantamos y saltamos, reímos e incluso sudamos hasta que el concierto acaba. Pablo no ha dejado de mirarnos en todo el concierto.
Empezamos a salir todos del recinto. Nada más salir, vamos hacia la puerta por donde los músicos entran, bueno, más bien nos lleva Lili.
Esperamos.
-Sí que tardan... -Se queja Paula.
-Un montón... -Dice Lili.
-Tienen que estar al salir... -Digo dejándome caer en la puerta.
Seguimos esperando hasta que la puerta se abre detrás de mí. Me incorporo y miro, David me mira impresionado.
-Hola chicas. -Saluda.
-Ho.hola Da.David... -Responde Lili a punto de desmayarse.
-David. -Le llama Paula.
Poco a poco van saliendo Porty, Lolo, Antonio, Jorge y Migue Ángel. Lili y Paula hablan con ellos y nos echamos fotos, una en grupo, o sea, todos juntos, y otras de cada una con un músico. Paula les da más conversación para que no se vayan. Yo bostezo, es tardísimo ya... Miro alrededor nuestra para ver si aún queda alguien y veo, un poquito lejos, una silueta. Achino los ojos para mirar mejor. Me suena esa silueta... Pasa por delante de un rayo de luz que provoca el foco de dentro del recinto y veo que es Pablo. ¿Qué hace viniendo por ahí? Él sube la mirada y me mira. Se acerca más y más hasta que ya está a unos centímetros de mí.
Oigo que suspira y todos, con caras de extrañados, se giran para mirarle.